Aunque es conocido por su utilización en tratamientos estéticos, ya que estimula la producción de colágeno, elastina y tejido epidérmico, el Plasma Rico en Plaquetas, PRP, es altamente eficaz en el tratamiento de las lesiones crónicas y agudas del sistema músculo esquelético (tendones, músculos y ligamentos).

Esto se debe a que el PRP induce a la proliferación de condrocitos y la producción de proteoglicanos, componentes muy importantes en la salud del cartílago, lo que permite reducir el dolor y mejorar la funcionalidad de la articulación del paciente, especialmente si está afectada por artrosis.

El PRP se obtiene mediante el centrifugado de la propia sangre del paciente para obtener una gran concentración de plaquetas que, al combinarse con cloruro cálcico, se activan. Con el centrifugado de la sangre se separan los distintos componentes (glóbulos rojos, blancos, plaquetas y plasma) y, una porción de este centrifugado, es el que contendrá el plasma, que son las células que participan en la coagulación y poseen un gran número de sustancias denominadas “factores de crecimiento”, que promueven la división y migración celular. Estos factores son los que tienen gran potencial para estimular la respuesta de los tejidos dañados.